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La ira y frustración controlaba el corazón de un unicornio en particular, él cual estaba furioso con la humanidad por su discernimiento hacía lo sobrenatural.
La superficialidad, codicia y vulgaridad de los humanos irritaba aun más al unicornio, quien decidido y motivado, planeó un golpe de estado.
Con teléventas y una banda juvenil, distrajo a la población, y con un grupo de nenas mangoneó al gobernador. Solo un bigote y bombín necesito para engañar al ejército. Todo quedo a su disposición, sin mucho esfuerzo.
En su primer acto, convocó a una rueda de pren